No es mi intención explicar aquí el Tai Chi Chuan, sino la de dar profundidad a este Arte Marcial milenario, por lo que si alguien lee estas líneas y piensa que puede aprenderlo, no va por el camino correcto.
Si tu instructor te enseña la forma y tu
alma te pide más, si además de mover las manos, los pies y el cuerpo con
armonía continúas sediento de algo invisible, si tu silencio intuye el tesoro
que puede haber detrás de todo eso…. Entonces te pueden ayudar estas
experiencias mías vividas bajo el entrenamiento del Tai Chi Chuan.
Quien busca en lo visible la esencia de
lo invisible,
Quien a través de lo mesurable, encuentra
la plenitud,
Quien a través de la disciplina, sabe ser
libre,
Quien ansía aprender y conocer para luego
vaciarse y contemplar,
Está buscando el Tai Chi, la Esencia de
todo.
Quien entrena Tai Chi Chuan, buscando su
Tai Chi, bien podría llamarse místico de la acción, pues con la actuación en
este mundo busca la Esencia de lo Invisible, de lo que no tiene nombre, aunque
algunos lo llaman Tao.
No basta con
practicar, es necesario entrenar. Aunque parezca lo mismo no lo es. Cuando
practicas, mantienes, cuando entrenas, perfeccionas. El Maestro no hace al
Discípulo. El que forja en su interior la naturaleza del discípulo, invoca
poderosamente la presencia del maestro que viene solícito a servirle, para
continuar la cadena y cumplir con la ley y el plan.
Así ha sido
desde tiempos inmemoriales. Así habrá de ser.
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