domingo, 31 de marzo de 2019

FUERZA Y CAPACIDAD

El desarrollo de la fuerza no siempre va acompañando al de la capacidad. La primera imagen que se nos viene a la mente cuando pensamos en la fuerza es la de unos poderosos músculos que pueden con todo.

Fuerza y poder van de la mano, pero entendiéndose este último correctamente. La Fuerza da capacidad para poder hacer, que no es lo mismo que saber hacer.

La fuerza da empuje, pero eso no basta. La fuerza no tiene ojos, no sabe del sentido de la oportunidad, ni de la proporcionalidad, ni es inteligente. Lo que la mayoría de personas busca sin saberlo es “saber empujar” y no solo “poder empujar”, “saber hacer” más que “poder hacer”.

Fuerza, Poder, Capacitación, son tres conceptos que no siempre se tienen claramente definidos.

El Poder de realizar algo es la consecuencia a la que se puede llegar por dos vías: la de la fuerza o la de la capacitación. La fuerza se puede contemplar como una especie concreta de capacitación, pero ésta es mucho más vasta y grandiosa que la simple fuerza.

Lo que en verdad anhelamos es la capacitación de nuestro ser. Quien tiene la capacidad, tiene la oportunidad de actuar, por lo que, consecuentemente, dispone de la fuerza necesaria para ello.

La confusión de estos términos es general ya que desde hace muchísimo tiempo se viene rindiendo culto al más fuerte y no al más capaz.

Quien alcanza la capacidad, alcanza la fuerza; quien solamente posee fuerza, necesita también de grandes dosis de inteligencia y de amor.

Cuando una persona se siente fuerte, no es porque se sepa musculosa y fornida, sino porque se percibe a sí misma capaz de afrontar el reto que tenga por delante.

La capacitación en el Arte del Tai Chi Chuan es un resultado natural al que se llega cuando se logra desarrollar las habilidades necesarias para enfrentar al oponente: concentración, equilibrio, emoción pacificada, respiración profunda, mente aquietada y serena, conciencia despierta y diáfana.

En verdad, el no disponer de estos recursos en nuestro interior nos convierte en el verdadero y real oponente, ya no es esa persona o dificultad que la vida nos presenta. El verdadero reto es poder manifestar nuestras habilidades.

La capacitación para la vida real no exige que seas perfecto. En la transformación interior se va acuñando, poco a poco, la certeza de sentirnos capaz de gestionar aquello que nos sale al encuentro, ni más, ni menos.

Hemos aprendido ya mucho del Tai Chi Chuan, sus principios, sus aspectos, su esencia. Todo ello lo hemos trascendido con la meditación, encontrando la misma naturaleza, los mismos principios en diferentes vasijas.

Cuando esto se logre, no solo podremos plasmar la armonía y la belleza a través del cuerpo mientras practicamos Tai Chi Chuan, sino, lo que es mucho más importante, habremos alcanzado la capacidad de poder materializar esa armonía y belleza a través de nuestro ser integral cuando actuemos en la vida cotidiana.

Ser capaz no es ser el mejor, tan solo indica que puedes solventar las dificultades que van apareciendo.

Una persona no es justa sino que logra realizar actos de justicia; no es buena, sino que actúa con actos de bondad. No somos ninguna etiqueta, no se nos puede encorsetar definiciones como bueno o malo, justo o injusto, valiente o cobarde.

En esencia somos un misterio de la Vida que va mucho más lejos y más profundo que todas las definiciones. El concepto de lo perfecto sólo está en nuestra mente, es un Arquetipo, en la vida cotidiana tan sólo existen momentos bellos, armoniosos y acabados en sí mismos. Yo los llamo instantes de completura y plenitud.

Cuando te vas capacitando, vas creciendo, te vas expandiendo en consciencia, en recursos, en inteligencia, en amor, paciencia, agilidad, fuerza, flexibilidad… todo se expande en ti, eres como una estrella fulgurante rebosante de capacidades. Todos tus momentos serán completos y plenos.

No busques la fuerza, encuentra la capacitación y todo lo demás vendrá por añadidura.

Aplica inteligencia y medita.

sábado, 23 de marzo de 2019

FLEXIBILIDAD


He aquí un concepto muy útil y no siempre correctamente comprendido. En la práctica del Tai Chi Chuan resulta imprescindible, y más aún, si cabe, en el Arte de Vivir.

No se debería confundir la flexibilidad con la debilidad. Los antiguos maestros taoístas enseñaban que la flexibilidad era el signo de la vida, así como lo rígido es el de la muerte.

La debilidad, sin embargo, carece de flexibilidad, realmente es una falta de vitalidad y puede disfrazarse de falsa flexibilidad cubriéndose con un manto ilusorio. La debilidad también cede ante los retos de la vida, pero después no levanta, no verticaliza, no se yergue sobre si misma.

Existe una imagen metafórica que explica perfectamente el sentido de la flexibilidad y es la del junco. Cuando el viento azota con fuerza, el junco no lucha contra él, sencillamente se inclina y cede para sobrevivir, pero cuando éste cesa, recupera la verticalidad, vuelve a su estado original, retorna a señalar las estrellas del firmamento.

En cambio, si el junco está debilitado, cuando el viento azota, también cede, pero no para sobrevivir, sino por incapacidad para ser flexible, ya que cuando este viento cesa, no vuelve a apuntar hacia el cielo, no recupera ya su estado inicial, ni logra la verticalidad.

Por lo tanto, vemos claramente que para ser flexible se han de establecer ciertos principios que deben darse a la vez.

En primer lugar, se ha de tener fortaleza, control y voluntad, pero entendida correctamente, me refiero a la voluntad de llegar a tu objetivo, no a la voluntad de mantener una forma concreta para lograrlo. Si te apegas a la forma, a lo visible, sucumbes; si lo haces a la esencia, a lo invisible, sobrevives.

Hay que sostener firmemente fijado en nuestra conciencia, nuestro objetivo, nuestro destino y propósito, para que nada ni nadie consiga que nos olvidemos de él. Podremos ceder temporalmente en la forma, pero jamás olvidar hacia dónde vamos. Si optamos por ser flexibles, esa es la manera de retornar a nuestra aspiración después del huracán.

En el mundo físico la flexibilidad se cultiva con estiramientos controlados, progresivos en los que se trabajan los tendones. Se podría decir que el cuerpo físico va cediendo en rigidez para alcanzar progresivamente lo flexible.

Por otro lado, es necesario dominar la flexibilidad para poder adaptarse a lo que constantemente va cambiando.

En la vida ocurre lo mismo, no hay diferencia, lo que hay que trascender son los elementos en los que hay que verlos. Por este motivo es tan necesario la meditación, pues nos va capacitando para poder reconocer la verdadera naturaleza de las cosas, a través del velo de su apariencia.

En la vida interior, la rigidez se traduce en el ámbito emocional en apegos y miedos que nos impiden cambiar, y en hábitos e ignorancia en el ámbito mental que imposibilitan el recorrido de nuevos senderos.

Si nos preguntamos por qué no somos flexibles a nivel emocional e indagamos a fondo, podremos ver la huella del ego que impone su ley, susurrándonos a gritos que nosotros somos así, que no podemos cambiar y peor aún, que no queremos cambiar nuestros apegos ni nuestros miedos puesto que nos hemos identificado con ellos hasta tal punto que sin ellos sentimos que no somos nada, no sabemos existir. Nos aferramos a lo que nos gusta y a lo que nos disgusta para definirnos, por lo que imponemos unas condiciones en la cuales la flexibilidad del cambio no puede arraigar, crecer, vivir… la flexibilidad se muere antes de nacer.

Tenemos que liberarnos del yugo que nos esclaviza bajo los nombres de apegos, gustos, temores, manías. Hacer lo que hay que hacer sin estos tiranos. Ser libres para realizar el propósito de nuestra vida, el cómo lo hagamos no es trascendente, pero sí el lograrlo. Tal vez, en ocasiones, transite por senderos de tristezas y temores, esos son los huracanes de la vida, cuando pasen volveremos a la verticalidad que busca lo sagrado en las estrellas, en lo superior, en lo inmenso y profundo de la naturaleza del universo.

Si nos preguntamos por qué no somos flexibles a nivel mental encontraremos nuevamente la sombra del ego imponiendo su ley a “martillazos” de la mano de los hábitos y la ignorancia. Cuando trazamos un camino el ego recela ¿para qué cambiar? Lo que persigue el ego es vivir de costumbres, de hábitos creados que nos ciegan la consciencia.

Y los hábitos pueden ser manifiestos o soterrados, burdos o sutiles, materiales o de aspecto espiritual. Existen hábitos que consisten en hacer poco, otros son de hiperactividad y constante búsqueda de aventuras y actividades que esconden el miedo a la soledad y al silencio.

El ego se alimenta de ellos para crecer. Los hábitos secuestran la consciencia, el conocimiento, nadan en la ignorancia y oxidan la capacidad de llegar a la Sabiduría.

Busca ser consciente de todo lo que realizas, dices, piensas y sientes.

Busca ser consciente de todo en lo que te abstienes, callas, ignoras o eres indiferente.

Para practicar la flexibilidad que nos transforme interiormente hemos de cultivar el desapego y la confianza en lo emocional, así como la conciencia y el conocimiento en lo mental, sólo de esta manera se alcanza la Sabiduría de la Flexibilidad.

Practica sin cesar en el desarrollo de esta cualidad, tanto externa como internamente y retornarás a la Vida, te reconocerás en comunión con toda la naturaleza.

Interiorízala.

domingo, 17 de marzo de 2019

PROYECCIÓN


Este atributo también es uno de los más característicos del Tai Chi Chuan, cuando se alcanza su verdadera naturaleza, todo se percibe más claro, diáfano y simple.

Para comprender adecuadamente este principio, hemos de ver algunos elementos previos que nos ayuden a encajar todo en un solo acto de proyección, como son: determinación del objetivo, tipo de energía a proyectar y medio apropiado.

Al igual que todo lo que participa de Vida, nuestra proyección debe observar los principios del Triple Logos, que viene a ser, resumidamente,  la voluntad, la energía y la forma.

En el mundo del Tai Chi Chuan se despierta la capacidad de la concentración de la mente sobre el objetivo, se desarrolla la acumulación del Chi en el Tantien y finalmente se librera proyectándolo a través de las manos, pies, codos, hombros, etc…

Para ello se ha de crear un excedente de Chi en el Tantien que pondremos a circular mediante la respiración abdominal dirigida por una mente estable y un corazón sereno. Una vez se ha ido alimentado convenientemente este Chi hasta su apropiado desarrollo, se le hace girar como un carrusel, subiendo por nuestra columna vertebral cuando el aire sale y bajando por el pecho cuando entra. En cada ciclo se va aumentando la fuerza y la velocidad, hasta que llegue el momento de lanzarlo, entonces lo sabremos.

Finalmente, la mente dirige esta avalancha de Chi como si tuviera la fuerza de un tsunami.

En la vida cotidiana los principios son los mismos, por ello el Tai Chi nos ayuda a saber vivir más plenamente, nos va entrenando para la Vida.

En primer lugar hemos de fijar nítidamente nuestro objetivo, poner toda nuestra voluntad y propósito en alcanzarlo, eliminando las dudas e incertidumbres que nos minan la capacidad de llegar hasta él.

En segundo lugar habremos de tener claro qué es aquello que deseamos proyectar hacia ese objetivo, ya sea simplemente fuerza, energía interior, amor, comprensión, protección, entusiasmo, etc. Es necesario definirlo con nuestra mente sin oscilaciones de pensamientos que lo enturbien ni lo difuminen y recrearlo firmemente en nuestro corazón, sin miedos que nos paralicen. Una vez cargados, activamos los recursos de la concentración que ya fueron explicados en capítulos anteriores. Percibir con serena claridad la seguridad de verlo ya como un hecho de facto.

En tercer lugar, hemos de determinar el medio más adecuado para proyectar lo que deseamos. Conseguir toda la energía de la que podamos hacer acopio y no renunciar a ningún medio para proyectarlo. Podremos usar la palabra, la mirada, un gesto, las manos, incluso el silencio profundo.

Nuestra proyección, trabajada de esta manera, ahora posee la voluntad que la dirige, la fuerza que le da la esencia y la forma que caracteriza su manifestación, reproduciendo como se dijo antes, los tres principios básicos de la creación.

Este proceso que se ha indicado es lo que habría que entrenar hasta conseguir realizarlo como un todo armonioso, integrándolo todo en UNO. En verdad, se necesita mucho entrenamiento para conseguir una correcta proyección.

Es importante no cometer el error de percibir este objeto como algo fuera de ti, como algo externo que no tiene nada que ver contigo, ya que, de esta forma proyectarías solamente a la cáscara, a las ramas.

Debes lanzar la energía a la raíz, al corazón, a la parte interna de tu objetivo para que allí pueda llegar tu energía, fundiéndose con su misma esencia. Allí se mezcla y es aceptada como si esa fuerza proviniese de su interior, no existiendo rechazo.

Los maestros de la proyección realizan el acto sin necesidad de cursar todos los pasos del principiante, simplemente ya tienen el excedente de energía disponible, el corazón siempre puro y la mente fuerte y diáfana.

La vía de la proyección es una de las mejores para ayudar a evolucionar, si no, ¿de dónde crees que te ha venido esa energía que percibes desde tu interior y que a veces te sorprende?

De esta manera te convertirás en un eslabón más de la cadena de colaboradores en este mundo.